Era demasiado temprano para que estuviéramos tan ebrios, pero el calor no cesaba y nuestra sed tampoco y de pronto tu madre, enfebrecida por el alcohol, exclamó en voz alta que tenía calor y comenzó a desnudarse mientras todos la contemplábamos ebrios y absortos y cuando su exhuberante cuerpo quedó sin ropa, todos nos abalanzamos sobre ella y terminó hincada en la sala y comenzamos a pasar uno a uno para penetrarla.
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