Una de mis aficiones por llamarlo de alguna manera es la
del voyeour, el mirar sin ser visto. me causa un gran placer y morbo, y durante
los últimos años e tenido la oportunidad de practicar esta cachonda afición ya
sea con vecinas o amigas e inclusive hasta con algunas familiares que están de
buen ver, y la ultima oportunidad que tuve fue en mi trabajo,
Para comenzar déjenme decirles que desde hace algún
tiempo trabajo en una empresa que se dedica a reparar conexiones eléctricas que
están en el subsuelo, o sea debo de meterme en muchas ocasiones en pequeños
cubiculos que están llenos de cables, algunas veces es algo incomodo y en otras
hasta me permite relajarme un poco, ya que nadie te ve, pues bien ese día había
ido a atender a una cliente de un salón de fiestas, ya que con las lluvias se
le habían echado a perder algunos cables y ese día le urgía tener corriente,
Cuando llegue al salón de fiestas pregunte por la dueña,
pero uno de los ayudante me dijo que no estaba, pero que ya me esperaban y me
llevo hasta una bodega en donde estaban los interruptores, me dijo que
cualquier cosa que le echara un grito y después salio, yo de inmediato me
dedique a trabajar, cheque las conexiones, cambie algunos cables, revise que
hubiera corriente en todos lados y para mi sorpresa termine en menos de lo que
me esperaba, así que teniendo tiempo de sobra, busque un lugar para relajarme
en aquella bodega y como era algo grande, rápidamente encontré lugar en una
esquina en donde había una gran saliente rectangular de concreto así que sin
mas que hacer, me recosté en aquella cama de concreto, no llevaba yo mas de
diez minutos así, cuando escuche la voz de una mujer, se escuchaba bastante
cerca, así que rápidamente me levante, pensé que la dueña había ido a buscarme
pero después de unos segundos, me di cuenta que la voz venían de la parte de
arriba de donde estaba, y para ser exacto venia de una rendija que estaba
tapada por una lamina, así que algo intrigado me subí a la cama de concreto y
me asome por aquel espacio y vi que la voz que se escuchaba era de la señora
Martha, la dueña del salón, que estaba platicando con su esposo, déjenme
decirles que la señora Martha es una madurita que esta pero bien sabrosa, no es
delgada pero no esta gorda esta sabrosa la señora, lo que mas me gusta de ella
son sus piernas, tiene unos muslos tremendos y lo mejor es que gusta de usar
minifaldas, lo que claro, deja ver sus piernas perfectamente y ese día llevaba
una minifalda color gris que dejaba casi al descubierto la totalidad de sus
piernas y desde donde estaba tenia un panorama perfecto, le podía ver hasta el
encaje de las medias, me quede mirando a la señora durante unos minutos
mientras pensaba en lo rico que seria poder acariciar esas ricas piernas y
tenerlas sobre los hombros, sin duda seria un gran placer así que después de
unos minutos deleitándome, decidí que no iba a desaprovechar esta oportunidad y
me tenia que hacer la chaqueta de rigor, me desabroche el overol y sin mas
saque mi verga, que ya para ese entonces comenzaba a ponerse en forma y comencé
a acariciarme, no me la creía, tenia a la señora Martha a escasos centímetros
de mi y además me la estaba chaqueteado mientras ella platicaba con su marido,
sin duda alguna, esta iba a ser una chaqueta épica, así que con mas ganas continué sobandome la verga, estaba tan cerca de ella, que hasta podía oler su
perfume, lo que me excitaba mucho mas, y la señora Martha sin percatarse de mi
presencia, se movía de un lado a otro mostrándome sus piernas y después de unos
minutos, la necesidad de terminar era inevitable y acabe salpicando la pared,
me despegue durante unos segundos de aquella rendija, estaba algo agitado y no
quería que me descubrieran y pensé que ya había terminado todo, y me asome para
darle un ultimo vistazo, pero para mi sorpresa la señora Martha ya se había
sentado, lo que provoco que su falda se subiera casi por completo y desde donde
yo estaba podía ver sus piernas casi por completo, no creía tanta suerte, así que para no desaprovechar la oportunidad, de nuevo saque mi miembro y una vez
mas comencé a masturbarme,
la señora Martha continuaba platicando con su esposo
mientras se movía de un lado a otro de la silla dejándome ver sus piernas
perfectamente, y el echo de saber que su marido estaba a escasos metros me daba
un morbo tremendo, lentamente volvía a ponerse erecto, mientras disfrutaba de
aquel hermoso paisaje, cuantas veces no me había quedado babeando mientras veia
a la señora martha y ahora, me estaba masturbando viéndole las piernas y ella
ni en cuenta, y después de algunos minutos de nuevo me volví a a venir, ahora
si se había terminado, acomode la lamina me abroche el overol y Salí de aquel
cuarto,
Fin...
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